martes, 15 de enero de 2013

HISTORIAS DEL SANTANDREU POR JOANA RUBIO

Era cuestion de tiempo, mi limitada inspiracion ha terminado agotandose, asi que para redactar la cronica de este torneo he tenido que contratar a un "negro", en este caso una pluma excepcional puesta al servicio de este emborronacuartillas, aqui os dejo esta maravilla escrita por mi gran amiga y mejor persona Joana Rubio:

Las personas que van a los torneos de Murcia, lo hacen con dos certezas: una es saber que les van a tratar de maravilla y otra es que volverán de allí con un par de kilitos de más, por lo bien que se come. Con ésta perspectiva, 8 osados jugadores de los clubs de Girona, Sant Andreu y Poblenou (Barcelona), volaron con RyanAir. Daba igual los riesgos a asumir con dicha compañía aérea, valía la pena, con tal de no perderse el jolgorio.
El vuelo se retrasó su buena horita y mucho, y mientras esperaban (histéricos por no poder fumar, y cabizbajos por perderse la primera cena murciana), en aquellos pasillos aeroportuarios (que bonito palabro!), se encontraron haciendo cola, para otro vuelo, con  Mister Ovni Atac. Dicho caballero, se hizo el suizo, esforzándose en pasar desapercibido ante la horda de jugadores escrabilísticos que insistía en que estaba en la fila equivocada, que el vuelo a Murcia era otro, y sin hacer ni caso se metió en un vuelo destino a una isla, aún tiene que estar buscando el hotel Entresierras. Una hora y cuarenta y dos minutos más tarde de lo previsto, apareció en la pantalla la puerta de embarque con destino a Alicante. Si, iban a Murcia, pero luego explico lo de Alicante (ansias!).  Y con esa información llegó también ese momento de pánico escénico. Ese en el que pasa el caballero o dama de RyanAir con una caja en modo guillotina, si tu maleta pasa por la caja, chachi…si no, saca la pasta que esto es un atraco. Pasaron todos, menos  Joana Rubio, quien padece la enfermedad viajera denominada “porsitis” (es decir llevar una maleta con mucha ropa por si hace frío, por si hace calor, por si hay que ponerse guapa, por si te manchas, por si, por si…etc.).
Ya instalados en el avión, todos sincronizaron sus relojes. El viaje empezaba ahí, y el destino les esperaba. Al llegar a Alicante, Gloria y Patxi desaparecieron misteriosamente,  mientras algunas damas acudían a los servicios públicos, por urgencias fisiológicas que no vienen al caso. La cuestión es que la desaparición de dos de sus miembros en el aeropuerto de Alicante, provocó un minuto de inquietud, tiempo que tardó en llegar la sagaz deducción de Montse Sanchez Llapart: la dosis de nicotina les había llevado a volar raudos hacia la calle. A la intemperie, con paciencia infinita, les esperaban dos de los organizadores, El Crapula y Ernesto Senestrari. Ambos, se habían metido entre pecho y espalda, una horita de viaje desde el lugar del juego en Murcia al Aeropuerto de Alicante, y seguían dispuestos, sin asesinarlos, a zamparse otra horita de viaje en coche para llevarlos al Hotel Entresierras.
La logística de distribución del personal fue fácil. Las personas cuya suma de alturas no fuera superior a 4,71 metros irían en la parte de atrás del coche de Ernesto Senestrari. Y delante alguien de mayor volumen físico. Costó su tiempo, pero oh, maravilla!, la suma de las alturas de Montse Sanchez Llapart, Alicia Acosta y Joana Rubio…era exactamente esa. El resto de viajeros se acomodaron en el vehículo de El Crapula, de dimensiones más generosas (las del coche, joerrr!!).   
Después de la hora de viaje, el Sr. Senestrari mostró a sus invitados, el aspecto del hotel desde la autovía. El aspecto era de puticlub, con luces de neón y en vez de Entresierras, ponía el Palacio del Placer. Pero claro, los murcianos son muy amigos de poner motes, así que creyeron que era la forma que tenían de referirse a la gran calidad del hotel donde iban a alojarse. Así que las damas, del coche que conducía el Sr Senestrari, se creyeron a pies juntillas que ese era el hotel de destino.
Llegado al auténtico Hotel Entresierras, mucho más decente y desde luego muy cómodo, les fueron asignadas sus habitaciones. Y comprobaron que el método de conservación por frío, era ideal para despejar las ideas y  mantener el cuerpo joven y activo. Es decir, algunas personas durmieron con tantas capas de ropa como una alcachofa, en honor a la huerta murciana, otras parecían Rambo repitiendo su “no me siento las piernas”,  y los que no compartían habitación acumularon mantas en su cama, dejando así de reproducir la quinta sinfonía de Beethoven con el castañeteo de sus dientes.
La gente fue puntual, madrugó, desayunó y ante la insistencia pastoril de El Crapula, empeñado en cumplir el cronograma, el dócil rebaño se plantó frente a la sala de juego dentro del horario previsto. 28 jugadores, inquietos y deseosos de iniciar las partidas en un salón caldeado (por fin!), y con unas mesas que permitían poco menos que tumbarse a echar la siesta, sin molestar lo más mínimo al vecino.
Se jugó. Iban ganando los que jugaban mejor, los que tuvieron más suerte y los que sabían más palabros (vale, lo sé… es una perogrullada, pero es que yo no tengo paciencia para ir destripando partida tras partida de un torneo, eso lo hace de coña El Crapula).
Tres partidas más tarde nos fuimos a comer. La excelentísima presidenta del Club Escrabelico, Maria Angeles Muñoz, quien iba a ver los toros desde la barrera, pero que para evitar byes indeseados se sacrificó y jugó (muy bien por cierto!), había elegido sabiamente las viandas. Comimos unos estupendos platos de recetas murcianas, excepto los adictos al menú infantil (macarrones y pechuguita de pollo, especialidad de José Maria Riera). La mesa era larguísima, parecía el convite de una boda. Y corrió la bebida y la comida, seguida de postres buenísimos y todo light para  hacer soportable la larga tarde y noche que tenían por delante.
Se jugaron las siguientes partidas, con idéntico resultado: ganaron los que tuvieron suerte, sabían más estrategia y pusieron palabras de mucha puntuación. E incluso había premio para quien pusiera una palabra murciana, y allá que se lanzó la queridísima Graciela Dalmas (enza, fue su palabra). Terminadas las rondas previstas, y ante el pavor de ducharse en el congelador que en el Hotel Entresierras denominaban “habitación”, muchos jugadores optaron por acudir al bar a tomar algo para entrar en calor. En ese momento, una jugadora habilidosa Àngels Lopez Millan, comunicó al resto de personal que si pedían otra tarjeta en recepción podrían dejar encendido el aire acondicionado. Loada sea, todos pusieron la calefacción a unos confortables 30 grados, ideal para dormir cómodamente. Pepe Baynat, se ahorró pedir la tarjeta de llave a recepción, colocando una tarjeta de crédito en la ranura que activa la luz de la habitación. El muchacho vino en mercedes, era lógico que supiera darle usos útiles a la tarjeta visa. Chico listo. Después de una frugal cena (es ironía, en Murcia se come de pecado, y los pecados siempre tienen que ser excesivos para que molen), hubo de todo…chistes gloriosos de la Sra. Sanchez Llapart, fotos, requerimientos a los pobres y encantadores camareros que nos atendían sobre un vino blanco exquisito que descubrieron los inquietos paladares de ciertos jugadores, Santiago Rosales pidiendo ordenadores para informar a la comunidad,  un incidente sobre un brote de lameteo perruno del Sr. Patxi Navarro,  jartura de postres hipercalóricos, y locuras transitorias varias…finalmente se jugó la duplicada nocturna. Resultado: ganó el que mejores palabras sabía, colocándolas en el sitio ideal (o sea, Patxi Navarro… si, si…ese que conoce al DupMaster  mejor que a los dedos de su mano).
Después de todo el día de juego, los más sensatos se fueron a dormir. Los insensatos, los de siempre, abusando de la hospitalidad murciana decidieron sucumbir al calor del abundante alcohol, para sobrellevar la fría noche y el riesgo de que, al final, la táctica de la tarjeta para que funcionara la calefacción fuera inútil. Y sí, además de beber, se jugaron partidas de las denominadas comúnmente “promiscuas”: chicos contra chicas, por parejas, por tríos..en fin, este juego  no es tan serio como parece.
A medida que el bebercio hizo entrar en calor a la gente, fueron desapareciendo en sus habitaciones, para poder coger el sueño y levantarse despejados para seguir jugando. Tras un descanso reparador, bajo los efluvios del alcohol, y el aire acondicionado funcionando a tope (los del Hotel habrán tenido una punta de suministro eléctrico superior a la media de una fábrica de altos hornos), desayunaron y se volvió a jugar. Todo ello a buen ritmo. Jugaron, perdieron y ganaron, y me remito a párrafos anteriores al respecto.   
Al final, ganó Vanessa Amorós, Alicia Acosta, Ernesto Senestrari (por este orden). Teresa Soler fue la mejor sub1800. Graciela se llevó con su “enza”, el premio a la mejor palabra murciana. Patxi ganó la dupli. Ernesto creo que fue segundo y Alicia Acosta ganó el mejor sub1200 en esa especialidad. Y si no es así, al paciente lector le agradeceré que mire los sitios serios y oficiales. Quien suscribe solo recuerda: lo bonito de la entrega de premios, el gran arbitraje en el clásico de Isabel Mula y de Vanessa Amorós en la dupli, la predisposición de Maria, la niña de Isabel Mula, que nos fotografió, entregó planillas, controló y ayudó con una disciplina casi militar, la dulzura de la mujer de Ernesto que hizo de corremesas sonriente todo el torneo, de lo divertido de la foto de grupo, que Tximo Pitarch complicó con su iPad y su estupenda funda que tapaba el objetivo, de Maria Victoria Carretero y perpetua sonrisa por mal que le fueran las partidas, de las conversaciones pre y post ronda con jugadores experimentados y noveles y la pasión que nos impedía alejarnos demasiado de la sala de juego, para volver inmediatamente al tajo o de la gran comida que fue el colofón del torneo (más comida murciana, sopa con pelotas que suscitó la discusión de si llevaba canela o curry, ganó Gloria Bigorra que reiteraba convencida que llevaba curry, después de una investigación en cocinas por parte de Santiago Rosales, más vino blanco Capitán Barbadillo…que nos recordó por su chispa y calidez a nuestro querido Antonio Álvarez, que se “cayó” de la lista de participantes). Muchos abrazos, muchos besos, muchos deseos de un pronto reencuentro. Añoranza de los que no pudieron venir  (Juan José Novoa y su virus, Eufrasio Millán, Álvaro Noguer, Maria de Arcos y el ya citado gran capitán), y de todos los que aún estaban allí pero ya olían a carretera y manta.
A las cinco de la tarde, aquellos 8 participantes volvían de regreso con RyanAir, eso sí…después de una bonita ruta turística por Murcia y sus alrededores, cortesía de El Crapula, en búsqueda de la estación de autobuses. En el autobús de camino al Aeropuerto de Alicante, algunos jugadores durmieron reposadamente, recuperando fuerzas tras tan dura experiencia. Alicia Acosta, recostada amorosamente en José Maria Riera, Patxi Navarro dando cabezazos insistentes contra el cristal, y Santiago Rosales obligando a Imma Ribas a sacar medio cuerpo fuera del asiento pues optó por la oscilación corporal mientras dormía. Gloria Bigorra, Imma Ribas, Montse Sanchez Llapart y Joana Rubio, por si no habían hablado bastante durante todos esos días…siguieron ejercitando sus muy amplías capacidades comunicativas en perjuicio del resto de usuarios del autobús, que permanecían en un respetuoso silencio.
Ya en el aeropuerto, contando con la compañía en el mismo vuelo de otra jugadora la internacional Raquel Topel, a la que hemos pensado adoptar, subieron al avión y después de pedir a todos los dioses un viaje tranquilo y rápido, para hacerlo más llevadero siguieron hablando y comentado  de Scrabble y del grandísimo torneo que habían organizado ese grupo tan estupléndido y fantabuloso que conforma el Club Escrabelico.
El resumen, porque ya estarán ustedes hasta los mismísimos de tanta letra: no se pierdan ningún torneo que organicen en esa tierra. Valdrá, sin duda alguna, la pena. Gracias, Escrabelicos. Enhorabuena a los ganadores. Gracias a todos los que participaron, de una forma u otra. Independientemente del juego y sus avatares, lo mejor de lo mejor, siempre es la gente. 

PD: Ante los requerimientos de una crónica crapuliana, el pobre El Crapula agotado pero incapacitado genéticamente para negarnos nada, dijo que la haría, pero que organizar el torneo le pasaba factura y que quizá tardaría. Este escrito no tiene la pretensión de substituir dicha crónica, pero es otro punto de vista. No llega a colaboración estelar, ni muchísimo menos. Pero el torneo se merecía una alabanza y su gente más, y por eso está ahí, tal cual. 

             JOANA RUBIO  EL CRAPULA

4 comentarios:

  1. Fantástica crónica, Joana: siempre he pensado que para escribir con cierta maestría es imprescindible haber leído bastante no sólo en cantidad, sino con gusto literario; conocía tu faceta de ávida lectora, pero no la de excelsa cronista,y me congratulo muchísimo por ello...
    ...de hecho, ya estoy esperando con ansias la del Torneo de Castellón, pero como todavía faltan 2 meses justos, voy a volverme a leer la de Murcia...
    Fdo. El del Ipad Con Tapa...

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    1. Gracias, Tximo! Viniendo de quien viene, me siento especialmente agradecida. Un besazo enorme, artista!!! Y yo también tengo ganas de que llegue el de Castellón. Un abrazo!!!

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  2. Tximo, nos ha salido una excepcional competidora, a partir de ahora tendremos que esforzarnos el doble para intentar acercarnos a la excelsitud literaria de Joana...cosa que sin duda no lograremos. Me encantaaaaa

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  3. Mira Joana que de tamaño somos parecidas pero en cuanto a la utilización de esa cabecita para hacer la crónica eres grande!!!! Un millón de besos..Mavi.

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